Es que luego de haberse promocionado como una carrera abierta y sin condicionamiento, más que el lógico de cualquier universidad, la limitación estaría dada en una proyección condicionada a un número bajo en función de la capacidad académica y estructural de la carrera de Medicina en Catamarca. 

       Otros tiempos: Una multitud de aspirantes a Medicina y la Decana Arreguez a contramano- eldiariodecatamarca.com

Tras una experiencia de ingreso eliminatorio sin precedentes, ya que solo quedan 90 aspirantes de más de 1.100 que comenzaron en mayo. Algunos estudiantes manifiestan que se trata de un sistema inflexible, sin recuperatorios, mientras que en otras universidades el acceso es más gradual y menos excluyente. –eldiariodecatamarca.com

A solo días de rendirse el examen integrador eliminatorio, el clima entre los 90 aspirantes que aún continúan en carrera para ingresar a Medicina en la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA) es de tensión, ansiedad y, en otros casos, enojo. El proceso de ingreso que comenzó en mayo con 1.100 estudiantes, finalizando octubre dejó un saldo de menos del 10% en condiciones de acceder al examen final, que definirá quiénes ingresarán finalmente a primer año en abril de 2026.

Mientras tanto, la enfermera universitaria y decana de Medicina Cristina Arreguez es señalada por los aspirantes como la responsable por haber implementado un sistema demasiado rígido, con evaluaciones eliminatorias sin instancias de recuperación, a contramano de lo que ocurre en otras universidades del país. 

En este sentido, ante la consulta de esta situación a una de las pocas estudiantes que aún sigue en competencia, la misma relató y explicó a Multimedios La Isla cómo fue cursar el ingreso, “Empezamos en mayo, éramos alrededor de 1.100 chicos, y ahora quedamos solo unos 90. Por cada módulo teníamos dos parciales, y si desaprobabas uno, quedabas afuera. Por ejemplo, si desaprobabas el primer parcial de Salud, ni siquiera podías rendir el segundo. Así se fue reduciendo el número de aspirantes.”

Según explicaban algunos estudiantes, el trayecto estuvo dividido en cinco módulos eliminatorios: Salud, Química, Derechos Humanos, Física y Biología. Cada uno debía aprobarse con dos parciales. A lo largo del año, los aspirantes debieron rendir diez evaluaciones, sin posibilidad de recuperatorio, algo que la estudiante cuestiona, “En realidad, nos decían que eran trabajos prácticos integradores, pero eran parciales. Y no tenían recuperación. El integrador final que será el próximo 24, es la única instancia que tiene recuperación, que será el viernes siguiente, el 31.”

Sin embargo, uno de los reclamos más notables y debate es el que se centra en la desigualdad entre cohortes. Según lo anunció la propia decana, se espera que a partir del año próximo se abra un nuevo ingreso en febrero y marzo de 2026, en formato de ciclo introductorio como en la mayoría de las universidades del país.

Algo que también deja cierto sentimiento ambiguo entre aquellos que llevaron adelante con mucho esfuerzo el cursado de este año, “Nosotros venimos estudiando todo el año, aprobamos diez parciales, y ahora si nos va mal en el examen integrador quedamos fuera... es injusto. Los que ingresen en 2026 ya contaran con el material desde ahora. Nosotros lo recibíamos dos días antes de comenzar cada módulo. Es complicado, porque conozco chicos que ya se están preparando para el año que viene, me parece justo que tengan derecho a ingresar a una carrera y no pierdan un año completo como nosotros” lamentó.

Pese a las críticas, otra estudiante también reconoció la labor del cuerpo docente “Los profesores, excelente. El problema no fue el dictado de clases, sino el diseño del sistema. Hubo muchas demoras para publicar las notas. Por ejemplo, recién este jueves nos dieron las de Física y Biología, y ya el viernes rendimos el integrador.”

Por otro lado, la decana Arreguez admitió públicamente algunas fallas en el proceso “Si hacemos una autocrítica, hemos tenido muchos errores por la inexperiencia ante un contexto tan numeroso. Pero hay un gran compromiso del equipo docente y un esfuerzo por mantener un ingreso de calidad” pero a la vez que defendió el enfoque “Esto es estudio, es dedicación, como en todas las carreras que se dictan en la universidad.”

Pero Arréguez, fue por más y despertó la irritación por parte del alumnado aspirante en general, cuando la decana minimizó la inteligencia y capacidad de los aspirantes, al atribuir la baja a un nivel superior a las capacidades del alumnado: "Los exámenes realmente fueron los que marcaron esta línea de los números que manejamos ahora". Además de atribuir el fracaso en los exámenes al decir “hubo personas con compromisos laborales y familiares, e incluso "profesionales afines a la salud que se habían inscripto para cursar la carrera", pero que no pudieron mantener el ritmo de estudio. Algo absolutamente injusto, al punto tal, es que varios alumnos decían a eldiariodecatamarca.com “quisiéramos saber cuáles fueron los exámenes de ingreso que rindió la hoy decana para cursar su carrera de enfermería?”, se preguntaban.

Distante del modelo catamarqueño, el ingreso a Medicina en otras universidades argentinas no presenta características eliminatorias tan estrictas. Por ejemplo, la Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR) tiene ciclos de inscripción abiertos y un curso introductorio obligatorio, pero no eliminatorio. No se exige aprobar parciales sin recuperación para avanzar.

Así mismo, la Fundación Barceló, con sedes en La Rioja, Buenos Aires y Corrientes; el primer año funciona como un ciclo introductorio (dos materias), con tres oportunidades de ingreso al año (enero, marzo y agosto). Los estudiantes pueden cursar a distancia o presencial, y el ingreso está sujeto al cupo y a la aprobación del curso, pero con sistema más flexible.

También, en la Universidad de Buenos Aires (UBA), el ingreso se da a través del Ciclo Básico Común (CBC), donde el estudiante debe aprobar seis materias, pero con posibilidades de rendir en múltiples turnos y sin límites estrictos. La UBA sostiene un enfoque de formación progresiva y abierta, donde el acceso a Medicina se da de forma escalonada y con acompañamiento.

Estas diferencias evidencian un contraste notorio con lo implementado en Catamarca. Mientras otras casas de estudio permiten múltiples oportunidades, aquí un error en un parcial podía significar quedar excluido de todo el proceso. Lo cierto es que el modelo de ingreso implementado por la UNCA para la carrera de Medicina no pasó inadvertido. 

De 1.100 aspirantes, solo 90 podrían ingresar, si superan el examen integrador. De no hacerlo, quedarían fuera incluso después de seis meses de estudio intensivo y diez parciales aprobados. La comunidad educativa, mientras tanto, sigue discutiendo si se trató de un sistema que garantiza excelencia o uno que simplemente falló en la inclusión y la planificación.