La portavoz de la Cancillería de Rusia declaró que la seguridad de los países en los que se desplegarán armas nucleares estadounidenses "no se fortalecerá, sino que sufrirá de forma explícita".
El despliegue de armas nucleares de Estados Unidos en el norte de Europa no reforzará la seguridad de los países que las reciban, sino que la debilitará, declaró este miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.
"En caso de que aparezcan armas nucleares estadounidenses en el norte de Europa, la seguridad de los países que reciban estas armas no solo no se fortalecerá, sino que sufrirá de forma explícita", dijo la vocera.
Zajárova reiteró que los sitios con este tipo de armas se convertirán en objetivos legítimos para las Fuerzas Armadas de Rusia si se produce un conflicto armado entre Moscú y la OTAN. "No hace falta ser un estratega militar para entenderlo: tales instalaciones representarán una fuente de amenaza directa y, naturalmente, se incluirán inevitablemente en la lista de objetivos legítimos, definidos por el escenario de un enfrentamiento militar directo entre nuestro país y la OTAN", enfatizó.
De acuerdo con sus palabras, las acciones de EE.UU. y "sus satélites" empujan la situación exactamente a este escenario del conflicto directo.
Finlandia quiere armas nucleares tras asociarse a la OTAN
La semana pasada, el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, sostuvo que su país debe "tener una verdadera fuerza nuclear disuasoria". "Eso es lo que tenemos, porque la OTAN prácticamente nos da tres [elementos de] disuasión a través de nuestra membresía", indicó, detallando que estos tres elementos son soldados, misiles y "la disuasión nuclear que proviene de Estados Unidos".
Además, el mandatario finlandés declaró que les corresponde al Gobierno y al Parlamento del país decidir si Finlandia quiere cambiar su legislación, que actualmente prohíbe las armas nucleares en su territorio.
El 4 de abril del año pasado, con ocasión del 74.º aniversario de la OTAN, Finlandia se sumó a esa alianza como el Aliado 31. Hasta entonces, su población no debatía sobre la necesidad de incorporar armamento nuclear para su defensa.