Científicos internacionales revelan hallazgos sorprendentes sobre un agujero negro situado a 13.000 millones de años luz.

Astrofísicos de diversos países lograron observar uno de los agujeros negros más grandes y remotos, localizado a aproximadamente 13.000 millones de años luz de la Tierra, utilizando el telescopio espacial James Webb. Este notable descubrimiento se produce en un punto del Universo que data de unos 800 millones de años tras su formación.

El estudio, que contó con una participación destacada de miembros del Centro de Astrobiología (CAB), asociado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) de España, fue publicado en la revista "Nature Astronomy".

Una de las revelaciones más impactantes del estudio, según informó el CAB, es que este antiguo y masivo agujero negro se nutre de manera similar a como lo hacen los agujeros negros más jóvenes y próximos que se conocen. Este hallazgo contradice las teorías que postulaban mecanismos poco convencionales para explicar cómo estos agujeros negros adquirieron su masa en las fases iniciales del Universo, según las observaciones recientes del telescopio espacial James Webb.

El "amanecer cósmico"

Porque los primeros 1.000 millones de años de la historia cósmica -el llamado "amanecer cósmico"- plantean un desafío para la ciencia, el de desvelar cómo se volvieron los primeros agujeros negros tan masivos y de una forma tan acelerada, ya que los que se conocen en los centros de las galaxias tienen unas masas sorprendentemente grandes.

Las estrellas y las galaxias han cambiado de una forma enorme después, y durante los últimos 13.800 millones de años, el tiempo de vida que tiene el Universo, las galaxias han crecido y adquirido más masa, ya sea porque han consumido el gas circundante o, de forma ocasional, porque se han fusionado entre sí.

Por eso los astrónomos se habían sorprendido cuando, durante los últimos veinte años, las observaciones de cuásares (galaxias muy luminosas y distantes del Sistema Solar) habían revelado algunos agujeros negros muy jóvenes y que sin embargo habían alcanzado enormes masas, de hasta 10.000 millones de masas solares.

El CAB explicó que la luz necesita tiempo para viajar desde un objeto distante, por lo que "mirar" hacia objetos lejanos significa mirar hacia el pasado distante y ver los cuásares conocidos más distantes tal como eran durante el "amanecer cósmico”, que se sitúa unos mil millones de años después del Big Bang, cuando se formaron las primeras estrellas y galaxias.

Son muchas las explicaciones que los investigadores han dado hasta ahora para tratar de explicar cómo se volvieron los primeros agujeros negros tan masivos de una forma tan rápida, aunque ningún razonamiento científico está completamente aceptado, pero los instrumentos que incorpora el James Webb, entre ellos el instrumento de infrarrojo medio MIRI, han permitido dar "un salto gigantesco" en esos estudios.