El líder de la banda acusada de intentar asesinar a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner dio su versión ante el tribunal que lo juzga.
La historia de Nicolás Carrizo, el jefe de vendedores de la "Banda de los Copitos" que está detenido por el atentado contra Cristina Fernández Kirchner comienza a finales de 2016. Asi lo dijo él hoy frente al Tribunal Oral Federal 6, integrado por los jueces Sabrina Namer, Adrián Grünberg, Ignacio Fornari, que lo juzga por tentativa de homicidio doblemente calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego.
Carrizo fue parte de un grupo que quiso matar a la expresidenta. Lo intentaron el 1 de septiembre de 2022 en las afueras de su departamento de Recoleta. Fernando Sabag Montiel disparó el arma. No salió la bala. Brenda Uliarte, la ex novia de Sabag, también fue parte del plan y hoy ocupa el tercer lugar del banquillo de los acusados.
Con ropa negra, pelo lacio morocho y la cara pálida, Carrizo agradeció esta mañana poder declarar. "Estaba esperando un montón para hablar", dijo. "Pensé que esto iba a resolverse antes y nunca más llegó el día", agregó. Sus ansias tienen que ver con querer contar "lo que pasó realmente", que "no lo que se dice en los medios". Por todo esto, para él es importante explicar su historia, de dónde viene y cómo llegó a ser parte de un plan criminal.
"A finales del 2016 yo me encontré sin trabajo. Estaba haciendo una changa en recolección de residuos. Básicamente estaba esperando la empresa que trabaja en Morón que es Urbaser y nunca, en ningún momento, lo hicieron, entonces se acercó un vecino de enfrente que sabía mi situación, era nuevo en el barrio, me preguntó si necesitaba trabajar, le dije que sí y me dijo que vendía algodón de azúcar. Ahí fue la primera vez que inicié con eso", recordó Carrizo.
Así comenzó a dedicarse a eso. Ganaba $20 por cada copo que vendía. En 2017 quedó embarazada la mamá de su hijo más chico y le propuso emprender el negocio como propio. Le dijo que sí. En 2018 armó su primer grupo de venta. Luego se separó, se quedó sin trabajo, en 2021 murió su papá y tuvo que hacerse cargo de su hermano, que, según dijo, tiene problemas psiquiátricos. Mientras lo recordaba, Carrizo lloró.
Todo esto lo llevó a salir, ver gente e integrar grupos que más tarde lo conectarían con los implicados en la causa. Una noche, en una fiesta, conoció a Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel. Un día después Carrizo se reencontró con ellos. Habían olvidado una campera y volvieron a buscarla a la casa del organizador del encuentro, un hombre de nombre Checho. Carrizo declaró que Uliarte fue al cuarto a buscar la campera y se quedó teniendo sexo con el dueño de casa mientras él y Sabag Montiel charlaban en el comedor. Esa fue la primera vez en la que entablaron una conversación profunda y a solas. Ahí comenzó un vínculo que derivó en que Sabag Montiel le confesara a Carrizo que no tenía trabajo y necesitaba dinero. Comenzaron a trabajar juntos.