Si bien no es el mejor año para los productores, la recuperación tras la sequía, les permitió volver a la cima como exportadores. La competencia por el mercado.
El campo superó la sequía de 2023, que afectó gravemente la capacidad productiva del país. Las campañas de este 2024 han sido mejores que las del año pasado, pero lejos están de los niveles más altos registrados. Cuestiones climáticas y la chicharrita le jugaron en contra, y sus estimaciones de cosecha cayeron considerablemente.
Sin embargo, pese a no ser un buen ciclo, las exportaciones de harina de soja aumentaron un 46% en el primer semestre de 2024, según informó la Bolsa de Comercio de Rosario. Con este avance, Argentina recuperó su lugar como el mayor exportador y reafirma su posición en el mercado global, aunque enfrenta retos para mantener su competitividad frente a Brasil y Estados Unidos.
Históricamente, el país ha liderado la exportación de harina de soja, pero la campaña 2022/23 representó un retroceso significativo debido a la peor sequía en seis décadas. Este evento permitió que Brasil, por primera vez en 25 años, superara a Argentina en exportaciones.
Mejor, pero no bien
Ahora bien, no todo es bueno.Si bien el país volvió a liderar, la Bolsa de Comercio de Rosario destacó que el 42% de las plantas procesadoras permanecen inactivas, lo que refleja una subutilización de la infraestructura disponible.
La industria se concentra principalmente en la región de Rosario, que alberga el 80% de la capacidad de molienda del país. Esta localización estratégica ofrece ventajas, pero también expone al sector a riesgos ante posibles contingencias climáticas o variaciones en la demanda.
La concentración en esta área ha permitido que Argentina mantenga una capacidad de procesamiento comparable a la de sus competidores, aunque la falta de un crecimiento significativo en la producción podría comprometer su posición a largo plazo.
Competencia con Brasil y Estados Unidos
Mientras Argentina trabaja por mantener su liderazgo, Brasil y Estados Unidos se mantienen como competidores fuertes en el mercado de la harina de soja. Ambos países han incrementado su capacidad de procesamiento y exportación en la última década.
Sin embargo, en el primer semestre de 2024, Brasil sufrió una reducción en sus exportaciones debido al incremento de costos operativos por cambios impositivos y una inundación significativa en Rio Grande do Sul, una región clave para la producción de soja en el país.
Aunque estos países tienen una mayor capacidad de procesamiento, gran parte de su producción se destina al consumo interno. Esto contrasta con la Argentina, que depende en gran medida de las exportaciones, lo que refuerza su importancia en el mercado internacional.
A pesar de la recuperación todavía se deben enfrentar obstáculos para mantener su liderazgo en el mercado global. En los últimos catorce años, las exportaciones de Brasil y Estados Unidos crecieron a un ritmo anual del 4% y 3,2%, respectivamente, mientras que Argentina registró una disminución del 0,9% anual.
Esta tendencia ha reducido la participación argentina en un mercado que se ha expandido, especialmente en el Sudeste Asiático. Esta región aumentó su demanda de harina de soja, pasando de 11 millones de toneladas en el ciclo 2010/2011 a 19 millones de toneladas en la campaña 2023/24.
En tanto, la Argentina, que en 2010 cubría casi la mitad de las importaciones en esta zona, vio disminuir su participación a mínimos históricos desde 2021, agravado por la reciente sequía.