En la noche del jueves 5 de diciembre, séptimo día de la Novena en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle, rindió su homenaje el Poder Ejecutivo provincial y municipal de San Fernando del Valle de Catamarca, Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú.- Diario de Catamarca
Participaron de esta acción de gracias, el gobernador, Lic. Raúl Jalil; el vicegobernador, Ing. Rubén Dusso, miembros del Gabinete provincial y del Municipio de Fray Mamerto Esquiú, como también del Concejo Deliberante.
La Santa Misa fue presidida por el obispo diocesano Mons. Luis Urbanč y concelebrada por los sacerdotes Gustavo Flores y Ramón Carabajal, rector y capellán del Santuario Catedral, respectivamente, y el padre Héctor Moreno.
En el inicio de su homilía, Mons. Urbanč dio la bienvenida a los alumbrantes y pidió “que la Virgen Santísima los siga acompañando en el delicado servicio que la sociedad les ha confiado, procurando cada uno poner lo mejor de sus capacidades al servicio de toda la comunidad, pero fijando siempre el corazón en los más desfavorecidos, ayudándolos y promoviéndolos”.
“Para esta jornada se nos propuso abordar la temática ‘del Espíritu Santo que nos infunde la Luz de la Esperanza’, sugerido como preparación a la apertura del Año Jubilar por el 2025 aniversario del Nacimiento de Jesucristo, que tendrá lugar el próximo domingo 29 de diciembre, fiesta de la Sagrada Familia, hasta el 28 de diciembre de 2025”, indicó.
Respecto de la Palabra de Dios proclamada, señaló que “las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el fundamento de nuestra vida cristiana, especialmente en este tiempo de Adviento, cuando somos llamados a preparar nuestros corazones para el encuentro con el Señor. Tanto Isaías como el Evangelio de Mateo nos hablan de la firmeza que se encuentra en Dios, la ‘Roca perpetua’ sobre la cual podemos edificar nuestra vida con seguridad”.
“Nuestra fe debe traducirse en obras concretas de amor, justicia, misericordia y perdón”
Luego de profundizar en los textos bíblicos del día, afirmó que “el Adviento nos recuerda que no basta con invocar el nombre del Señor de manera superficial y con aparatosos ritos; nuestra fe debe traducirse en obras concretas de amor, justicia, misericordia y perdón”.
“Además -continuó-, es un tiempo en el que las ‘tormentas’ existenciales -nuestras inquietudes, ansiedades o desafíos- pueden ser una oportunidad para examinar sobre qué fundamento hemos construido nuestra vida. Jesús nos llama a edificar sobre la roca de su Palabra, una base firme que nos sostiene incluso en las pruebas más difíciles. Su Evangelio reubica nuestra vida. Escuchar su voz y actuar en consecuencia es la manera de prepararnos para su Venida, tanto en la Navidad como al final de los tiempos”.
También manifestó que “el canto de Isaías concluye con una imagen de justicia: los pies de los pobres y oprimidos pisan la ciudad elevada, símbolo de los poderes arrogantes que serán abatidos. Esto nos recuerda que el Adviento es también un tiempo de esperanza para los más vulnerables, para los descartados y marginados, pues en Cristo se hace presente el Dios que levanta a los humildes y destruye a los soberbios. Nuestra preparación para la Navidad debe incluir un compromiso con la misericordia, la justicia, la verdad y la solidaridad hacia quienes más las necesitan”.
Finalmente expresó: “Querida Madre del Valle, aquí están tus hijos e hijas que han recibido el mandato de conducir y cuidar la vida, la educación, el trabajo, la salud y los intereses de los ciudadanos de nuestra Provincia de Catamarca, cúbrelos con tu manto y acércalos a tu corazón para que de él saquen nuevas fuerzas y motivaciones para servir a sus hermanos. Que no se achiquen ni amedrenten ante las dificultades y desafíos que la vida terrena presenta, sino que con una fe inquebrantable y con una confianza filial en Dios, se lancen a estar siempre a la altura de las circunstancias, propiciando siempre los valores que tu Hijo Jesús nos legó en los Santos Evangelios e inspirando en ellos su pensar y actuar”.
Finalmente rogó “por todos los que cayeron en la desesperanza y el descreimiento, para que recuperen el vigor de la Fe, la alegría que brota de la Esperanza y la creatividad que es fruto del Amor”.
En el momento de las ofrendas, los alumbrantes acercaron al altar los dones del pan y del vino, para la preparación de la mesa eucarística.
Hacia el final, todos se consagraron a la Virgen con la oración y la alabaron con el canto, en un clima de alegría y devoción.