El Senado nacional actúa con rapidez cuando tiene interés político concreto y con demora cuando lo que apremia es el interés público colectivo.

El vértigo que ha tenido el Senado de la Nación la última semana no se refleja en todos los temas que tienen en tratamiento. Estos dos que ponemos en el tapete en este artículo duermen el sueño de los justos hace tiempo, pese al esfuerzo frustrado de los verdaderos representantes de las provincias con espíritu republicano y deseo de asegurar procesos eleccionarios limpios.

La mayoría sustancial que aglutinó el Senado para anular el DNU que otorgó 100 mil millones de pesos en fondos reservados a la SIDE, se conformó con partidos con posturas y acciones disímiles en relación a la boleta única y la ficha limpia.

El Pro y la Coalición Cívica han bregado por su implementación desde tiempo atrás. El peronismo, gran parte del radicalismo, la ensalada rusa que lidera Pichetto y obviamente la izquierda no han mostrado vocación expresa ni urgencia en poner en marcha en el orden nacional, estos instrumentos que eliminarán corrupción y manipulación de los votantes.

Quienes nunca mostraron interés ni fruición por darle transparencia a las elecciones son los típicos cultores de la doble vara política. Vale recordar como ejemplo, las posturas totalmente antagónicas de los kirchneristas en relación al tratamiento de las jubilaciones.

Memorable la alocución de Cristina presidenta cuando anunció su veto a la ley que concedía el 82% a la remuneración para los jubilados. Es “ de responsabilidad de quienes tenemos a cargo la conducción del Estado cuidar los fondos públicos. Se debe vetar la ley porque manda el Estado a la quiebra”.

Simultáneamente en dos oportunidades incorporó millones de personas al régimen previsional sin que hubieran hechos los aportes previos. Fundió el regimen previsional y el Estado.

En los mismos tiempos, Miguel Ángel Pichetto, kirchnerista entonces, daba clase de prudencia y responsabilidad fiscal apoyando el veto.

La boleta única es un reaseguro contra la manipulación de votantes arreados a la mesa de votación y con las boletas ya provistas por punteros, que celosos, controlaban el voto direccionado, a cambio de un mendrugo de recompensa.

Con la boleta única, ésta es provista por el presidente de mesa. Se entrega en el momento anterior a ingresar en el cuarto oscuro y el votante, despojado de la lista sábana,elige en libertad, total o parcialmente, a quien desea.

Adicionalmente se produce un ahorro sustancial en la impresión de boletas, que en lugares como el Conurbano y en provincias feudales era inmensa. Una boleta por ciudadano y la provee el presidente de mesa. Sin punteros, matones ni arreadores, ni gastos exhorbitantes.

La ficha limpia es otro instrumento necesario sea instrumentado por ley para la elección venidera. Fuera de las listas candidatos con prontuario. Es dable mencionar que ya rige y satisfactoriamente en varias provincias.

El electorado va a tener candidatos con una trayectoria limpia y en consecuencia se va a sentir mejor representados. Es una cuestión de ética pública. Los funcionarios electos deben actuar en pos del interés público y no en su interés particular ni en aras de obtener impunidad por fueros.

Quién haya sido imputado y condenado en primera instancia por un acto de corrupción o delitos penales especialmente definidos, debe finalizar con sentencia favorable su proceso judicial antes de presentarse como candidato a funcionario público.

Los senadores, veloces para reclamar por sus dietas y también para reveer los propios aumentos exagerados, ante el escarnio y la protesta pública, deben tener la misma velocidad para incorporar transparencia y ética a las elecciones y a los candidatos.

Durante largo tiempo han sido actores voluntarios o pasivos de continuas trampas a las horas de sufragar y de la posibilidad de conseguir impunidad a delincuentes.

Están expuestos a la consideración ciudadana, cuya tolerancia está al mínimo. Aseguren transparencia y honestidad a la brevedad.