En medio de la profunda crisis económica, un gobernador de una de las provincias más pobres del país sorprendió a los productores agropecuarios con un impuestazo.

La actualización de impuestos por parte de la Administración Tributaria Provincial de Formosa cayó como un baldazo de agua fría para los productores agropecuarios, ya que los aumentos alcanzan el 1.500% para la comercialización de productos rurales. Esta actualización motivó una respuesta contundente desde la filial Laguna Nauneck de la Federación Agraria Argentina, a través del referente local Pánfilo Ayala, que señaló que es una medida "inoportuna y destructiva" y apuntó contra Gildo Insfrán.

"En lugar de, el Gobierno provincial, acercarnos ayuda en este momento de crisis productiva, camino a la desaparición de muchos cultivos por las condiciones climáticas y el desfinanciamiento de la actividad por los bajos rindes, aplicó un impuestazo de la renta provincial que promedia el 1.500% a la comercialización, causando más destrucción al sector que no puede conseguir rentabilidad para la sustentabilidad", señaló Ayala en diálogo con la prensa local.

El dirigente agropecuario señaló que se ubicaron dos puestos de control para el cobro de aranceles, con intervenciones en materia impositiva que no se condicen con los valores o  las cotizaciones de los cultivos. "El kilo de banana se comercializaba a unos $6 y hoy pasó a $84,91; lo mismo con la batata, que el kilo costaba $20, ahora llegó a $175; el zapallo de $4,80 pasó a $132,72", indicó Ayala.

"El impuestazo que está aplicando Insfrán no sólo es inoportuno para estos momentos de crisis que estamos viviendo los pequeños productores, sino también destruye la intención de incrementar el área de producción, desalienta continuar en la actividad, destruye la economía o los recursos que podría estar en manos de las familias productoras", manifestó Ayala.

El conflicto no es el primero que debe enfrentar Gildo Insfrán, gobernador de Formosa desde 1995, sino que es uno reiterativo por una enorme crisis que se generó en el sector agropecuario por la desincentivación que impulsaron las políticas de la gestión formoseña. Desde la llegada del todavía gobernador formoseño, el sector privado se vio disminuido por el crecimiento del Estado, lo que perjudicó a una provincia que contaba con un modelo principalmente dependiente del agro.

Al mismo tiempo, cabe señalar que a ese mercado ya disminuido, se le agrega que los impuestos terminan recayendo directamente sobre el bolsillo de los consumidores, lo que termina siendo menos atractivo en el mercado. Así, el reclamo de los productores marca que la producción, ya deficiente, puede perder ante otros mercados regionales y perder frente a la competencia.