La reunión se realizó el sábado 29 de marzo en el Salón Vicario Segura del predio catredalicio. La misma contó con la presencia del Obispo diocesano Mons. Luis Urbanc, el cual reflexionó sobre los trabajos en torno a la concientización, la Fe, la fraternidad y relaciones de los voluntarios de la diócesis. –eldiariodecatamarca.com


Con una amplia respuesta a la convocatoria, durante la tarde del sábado 29 de marzo, se llevó a cabo la Asamblea de las personas que prestan su servicio voluntario a Nuestro Señor Jesucristo y a Nuestra Madre del Valle en el Santuario y Catedral Basílica, que tuvo como escenario el Salón Vicario Segura del predio catedralicio.

La misma contó con la presencia del obispo diocesano Mons. Luis Urbanč, y la coordinación del rector del Santuario Catedral, padre Juan Ramón Cabrera, junto con los capellanes, padres Luis Páez y Ramón Carabajal.

Luego de la presentación a cargo del padre Cabrera, quien llamó a vivir este encuentro en clima de sinodalidad dando un espacio particular a la escucha, el padre Luis Páez rezó la Oración al Espíritu Santo.

Seguidamente, el Obispo reflexionó en torno al texto del Evangelio de San Lucas referido a la oración del publicano y del fariseo, que proclamó previamente, manifestando que "es un texto providencial para esta reunión; aquí tenemos el templo principal de nuestra diócesis, que es la Catedral y el Santuario, no es una parroquia sino la sede del Obispo. Y aquí concurren personas de distintas parroquias a prestar su servicio, cada uno con su historia, su cultura, su formación, sus defectos, sus virtudes, y quien nos atrae es la Virgen, es el Santuario de Nuestra Señora del Valle", dijo, resaltando que "evidentemente, en la espiritualidad de esta diócesis es muy importante la devoción a la Virgen del Valle. Además, este templo está dedicado al Santísimo Sacramento, a Jesús mismo presente en la Eucaristía, por tanto, venimos a un templo, pero nos tenemos que preguntar a qué venimos... Es una pregunta muy importante, porque de acuerdo a lo que vengo también serán mis actitudes, mi modo de comportarme y de tratar a los demás. ¿Vengo como una persona de fe, vengo con ese espíritu de servicio, vengo a orar?".

Asimismo, dijo que "el hecho de venir y prestar un servicio en el Santuario es una gracia muy grande que Dios otorga, y hay que darle una respuesta acorde con esa gracia... Acá vienen los peregrinos, los devotos de la Virgen, y debemos escucharlos". En este punto señaló que "hay una pastoral muy importante que la hemos comenzado a trabajar en este camino sinodal, que es la pastoral de la escucha. Escuchar al otro, su problema, su dificultad, para llevarla a la oración. Y si tenemos que escuchar a tanta gente que viene, tenemos que saber dialogar, orientar, y para eso nos tenemos que capacitar y así prestar un servicio cualificado, acorde a ese peregrino que viene acá, que se quiere encontrar con la verdad de la fe, con la verdad del amor, con la vedad de la acogida, con la verdad de la misericordia de Dios".

Finalmente, animó a los participantes a dialogar, hacer propuestas, escucharse para corregir lo que sea necesario corregir, "no se trata de criticar el pasado, se trata de ver el presente y cómo caminamos para adelante, con esperanza, con alegría, con espíritu de servicio", expresó.

Por su parte, el padre Cabrera destacó que "los santuarios sean faros de caridad, con incesante dedicación a los más desfavorecidos a través de obras concretas de solidaridad y misericordia y una constante disponibilidad a la escucha, favoreciendo en particular que los fieles puedan acercarse al sacramento de la Reconciliación y participar dignamente en la celebración eucarística, haciendo de ésta el centro y culmen de toda la acción pastoral de los santuarios".

Continuando con el desarrollo del encuentro, los participantes se reunieron por grupos para trabajar las propuestas que luego fueron puestas en común en un clima de diálogo fraterno, donde se priorizó la escucha.

De esta manera, se busca aunar criterios acerca de la pastoral que se llevará adelante en este lugar privilegiado de la Diócesis, desde donde se irradia la fe mariana expresada a lo largo de los siglos.