Japón empieza a preparar la central de Kashiwazaki-Kariwa, de cara a su reactivación. La situación genera alarma, tras la catástrofe nuclear de la central de Fukushima, en marzo de 2011.
La empresa operadora de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, la mayor del mundo por capacidad, anunció este lunes el comienzo de la carga de combustible en la planta de cara a su reactivación, que el regulador atómico nacional aprobó recientemente tras la mejora de sus medidas antiterroristas.
La planta, conocida en Japón como 'KK' y con una capacidad de más de 8.000 megavatios (MW), permanece inoperativa desde el apagón nuclear ordenado por las autoridades niponas tras el desastre atómico de la central nuclear Fukushima de marzo de 2011, que llevó a revisar los protocolos de seguridad de todas las plantas del país.
Las unidades 6 y 7 pasaron las revisiones para su reactivación en 2017, pero se le ordenó posteriormente permanecer inoperativa por fallas en la seguridad contra ataques terroristas. En diciembre de 2023 se le dio el visto bueno a las medidas adoptadas y desde entonces la operadora, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), viene realizando los trámites necesarios para ponerlas en marcha.
El pasado marzo TEPCO solicitó el permiso para comenzar a cargar combustible nuclear en el reactor 7, el más moderno del complejo, una aprobación que recibió a primera hora de este lunes.
Estaba previsto que la entrada del combustible comenzara a primera hora de esta misma tarde, anunció TEPCO, que estima que cargar las 872 piezas de combustible llevará unas dos semanas.
Mientras se llevan a cabo los trabajos de carga del combustible, se efectuarán otras inspecciones, entre ellas la de los equipos de apagado de emergencia, refrigeración, etc., según explicó la empresa en un comunicado.
TEPCO y otras compañías energéticas japonesas han apostado por la reactivación de todas las centrales nucleares nacionales que cumplan con el nuevo marco de seguridad, aunque en muchos casos la reapertura de plantas ha contado con el rechazo de la población local o con otros obstáculos regulatorios y jurídicos, tras la catástrofe ambiental.
Además del visto bueno del regulador nuclear, TEPCO necesitará contar con la luz verde del Gobierno regional de Niigata, donde se ubica el reactor, que han expresado preocupación por el impacto que podría tener un hipotético desastre natural, a raíz del terremoto de magnitud 7,6 de comienzos de año en la península de Noto.
Por su capacidad, la planta de Kashiwazaki-Kariwa es una pieza clave en el plan de suministro energético de TEPCO y va en línea con la estrategia promovida por el Ejecutivo de impulsar las nucleares con vistas a alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones.
Japón cuenta actualmente con 27 reactores nucleares apagados de forma permanente, otros 21 desactivados de forma temporal (entre ellos los 7 de Kashiwazaki-Kariwa), y otros 12 operativos.