La mujer está acusada de participar del asesinato. Su detención se realizó luego de un allanamiento en su casa, donde se halló un elemento incriminatorio. Los detalles de la investigación.
Después de un intenso mes de investigación, las autoridades judiciales de San Isidro identificaron y detuvieron a la primera sospechosa en relación con el asesinato de Roberto Wolfenson, el hombre que fue encontrado ahorcado en su residencia del barrio privado La Delfina en Pilar.
Según los investigadores, la principal acusada del crimen es la empleada doméstica de la casa, quien fue detenida en su residencia por la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Pilar, en un operativo que se prolongó por más de dos horas y concluyó en las primeras horas del viernes. Durante el allanamiento, se halló un parlante Bluetooth rojo, reconocido por la viuda de la víctima como perteneciente a la propiedad de su esposo, lo que refuerza la hipótesis del robo como móvil del crimen.
La sospechosa, identificada como Rosalía Soledad Paniagua, había comenzado a trabajar para Wolfenson aproximadamente un mes antes del homicidio, ocupando el puesto de la empleada doméstica titular en su ausencia. Curiosamente, el período de suplencia de Paniagua coincidía con la fecha del crimen, ya que la empleada titular debía regresar justo el día en que se presume ocurrió el asesinato.
Si bien el hallazgo del parlante de Wolfenson en la casa de Paniagua es una evidencia incriminatoria, no es el único indicio en contra de la sospechosa, según el fiscal Germán Camafreitas. El expediente también incluye material de cámaras de seguridad, rastreo de celulares y comunicaciones que comprometen a la empleada doméstica. Estos elementos fueron recopilados por la Fiscalía de Cibercrimen del departamento judicial de San Isidro, bajo la supervisión del fiscal Alejandro Musso, en coordinación con la fiscalía general a cargo de John Broyad.
Las claves de la detención
Para comprender cómo se llegó a la detención de la empleada doméstica, es esencial repasar algunos detalles clave del crimen. Roberto Wolfenson residía junto a su esposa, Graciela Orlandi, en su hogar ubicado en el lote 397 del barrio La Delfina de Pilar. Durante la semana del 20 de febrero, Orlandi se encontraba de viaje en la costa junto a su hija, dejando a su esposo solo en la residencia. Durante ese tiempo, Wolfenson recibía únicamente la visita de la empleada doméstica suplente, Rosalía Paniagua.
El jueves 22 de febrero marcaba el último día de Paniagua en la casa de Wolfenson, ya que la empleada titular regresaría al trabajo el lunes siguiente. Coincidentemente, este jueves es el día en que se cree que ocurrió el homicidio. ¿Por qué se sospecha que el crimen tuvo lugar ese día? Varias pistas señalan hacia esa conclusión. Wolfenson era habitual en el uso de su teléfono, enviando mensajes, revisando correos electrónicos y navegando por internet. Sin embargo, su dispositivo móvil dejó de emitir señal ese jueves alrededor de las 14:20, sin volver a ser utilizado posteriormente, lo cual resultaba altamente inusual.
Además, Wolfenson no asistió a su clase de gimnasia programada para las 19 del jueves, sin haber dado aviso previo. Los intentos de comunicación por parte de sus amigos resultaron infructuosos, ya que los mensajes no fueron entregados y las llamadas no obtuvieron respuesta. Este comportamiento anormal se prolongó durante el resto del jueves y el día viernes. Otro dato relevante es que cuando el cuerpo de Wolfenson fue descubierto el viernes alrededor de las 17 por un vecino y un guardia de seguridad, el hombre aún vestía la misma indumentaria que llevaba puesta desde la mañana del jueves.
Estos elementos llevan a los fiscales a creer firmemente que el homicidio tuvo lugar el jueves. Sin embargo, la autopsia realizada al cadáver indicó que el momento de la muerte se ubicaba entre las 13 y las 16 horas del viernes. No obstante, para los investigadores, este dato no es determinante, ya que la precisión en la datación de una muerte puede ser variable.
Paniagua fue la última persona que declaró haber visto con vida a Wolfenson. La empleada sostuvo, en calidad de testigo, que abandonó el country ese jueves alrededor de las 14 y se trasladó en autobús hasta la estación de trenes de Derqui. Una cámara de seguridad de la empresa Trenes Argentinos captó a Paniagua en primer plano mientras manipulaba un objeto, cuya naturaleza se mantiene reservada en el expediente pero que los fiscales consideran como una prueba irrefutable de su implicación en el crimen.
El seguimiento de los celulares realizado por el equipo de investigación liderado por Musso también complicó la situación de la empleada doméstica Paniagua. Aunque los detalles específicos permanecen bajo reserva en el expediente, fuentes cercanas a la investigación revelaron que el recorrido trazado en base al movimiento del celular de Paniagua durante el día del crimen la sitúa como sospechosa.
En las próximas horas, Paniagua será sometida a interrogatorio y se le presentarán todas las pruebas recolectadas hasta el momento en su contra. Paralelamente, persiste la incógnita sobre si Paniagua actuó sola en el presunto asesinato de Wolfenson, una pregunta que las autoridades judiciales continúan investigando activamente.