Victoria Tolosa Paz denunció que la cartera que dirige Sandra Pettovello no repartió los vehículos que estaban destinados a las provincias. Están en un galpón.
Como si el hallazgo de 5 toneladas de alimentos retenidos en dos depósitos dependientes del Ministerio de Capital Humano no fuese motivo suficiente para la indignación colectiva, esta semana se supo que hay 50 camionetas 0 km. que debían ser entregadas a los gobiernos provinciales pero siguen estacionadas en un galpón de la misma dependencia gubernamental.
Todo comenzó con una denuncia de la exministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, quien hizo notar que nunca se repartieron los vehículos además de herramientas, guardapolvos y útiles escolares, que también fueron retenidos por la cartera que hoy dirige Sandra Pettovello.
El Ministerio de Capital Humano fue creado el 10 de diciembre pasado por orden del presidente Javier Milei, pero lo que debía ser una dependiencia gubernamental que optimizara recursos se convirtió en una cueva de tesoros sin distribuir que hizo reaccionar hasta a la Iglesia en el contexto de crisis alimentaria, dada la falta de apoyo del Gobierno a los comedores sociales.
"La parálisis de la política social. ¿Mezcla de incapacidad, ignorancia y crueldad? ¿Y si el Ministerio de Capital Humano le explica a la sociedad que también tiene arrumbadas 50 camionetas 0 KM que fueron adquiridas para asistir las necesidades de los Ministerios de Desarrollo Social de cada una de las 23 provincias argentinas y del Gobierno de CABA, y para ser entregadas a CÁRITAS?", expuso este lunes Victoria Tolosa Paz en su perfil de X.
"Entre tantas cosas también tienen 50 camionetas que, por impericia, necedad, desidia e incluso por crueldad, no han sido entregadas. Llevan más de 6 meses arrumbadas, enfrentando el deterioro y juntando polvo sin cumplir ninguna función social", agregó tras enumerar el caso de los alimentos retenidos en galpones de Buenos Aires y Tucumán.
A casi seis meses de iniciado el gobierno de Javier Milei la orden se mantiene de cortar los víveres -y otros fondos e insumos- a las provincias en un ajuste brutal que tiene poca lógica si se la mira desde la óptica del capital humano.