La paralización de la construcción de una planta de Dioxitek, que está completa en un 70%, pone en alerta el futuro de la energía eléctrica del país.
La decisión del gobierno nacional de paralizar todas las obras públicas del país puede tener consecuencias graves en algunos casos, como en el caso del proyecto de la Nueva Planta de Uranio (NPU) de la empresa Dioxitek en la provincia de Formosa.
El proyecto, destinado a producir dióxido de uranio (UO2), elemento esencial para las centrales nucleares del país, podría generar una crisis en el sistema energético nacional con la paralización de las plantas productoras de energía atómica que representan el 7% del abastecimiento de la energía total del país.
Según el ex presidente del directorio de la compañía, Julio René Araoz, la decisión política del gobierno nacional es un grave error, porque de producirse algún problema en la actual planta de abastecimiento de ese componente del combustible de la provincia de Córdoba que va camino de convertirse en obsoleta, no habrá reemplazo en el corto plazo.
Dioxitek es una empresa del Estado nacida en 1997 que produce insumos de base nuclear para su utilización en Medicina y en la generación de Energía Eléctrica abasteciendo a las tres centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse.
Araoz señaló que la paralización de la planta, que debería concluirse en menos de dos años, no sólo es un serio error estratégico, ya que el país podría continuar produciendo un suministro esencial para la producción de energía que no se puede comprar en el mundo, sino que desperdicia la fuerte inversión realizada hasta el momento que es de alrededor de US$ 150 millones con una avance del 70% de la obra.
"La planta ya fue paralizada durante la gestión del presidente Macri, pero en ese momento lo único que se deterioró fue el hormigón y otros elementos de la obra civil básicamente. En la actualidad la paralización pone en riesgo maquinarias especializadas importadas desde Alemania y otras inversiones en tecnología de punta que pueden ser abandonadas y desperdiciadas", señala Araoz.
“La construcción de la planta tenía por objetivo fortalecer la capacidad de proporcionar energía limpia y confiable con tecnología única en el país y una de las pocas en Sudamérica, significaba una gran innovación”, en relación a ello destacó “su total digitalización de procesos, todas las operaciones iban a estar automatizadas y controladas digitalmente”.
Uno de los puntos fuertes del proyecto es el de minimizar el impacto ambiental ya que no tiene la necesidad de desechar líquidos. "Comparada con las actuales plantas industriales en el país y la región, la NPU iba a estar a la vanguardia ofreciendo un modelo de eficiencia, seguridad y modernización", cuentan.
Además, apuntan desde Dioxitek, la empresa es líder regional en la producción de UO2 y en la fabricación de fuentes selladas de Cobalto-60 (Co-60), utilizado en diversos sectores como la medicina y la industria alimentaria que son tecnologías exportadas a Canadá y Chile, por lo que nadie puede decir que la empresa es deficitaria.
Araoz también plantea que es la paralización lleva a la pérdida de empleos especializados, luego de años de capacitación.
Un elemento central a tener en cuenta es que la planta de Dioxitek que funciona actualmente en Córdoba, funciona gracias a un permiso precario hasta diciembre de 2024 debido a los problemas de funcionamiento que tiene por lo que, justamente, se inició la construcción de la planta de Formosa.
Finalmente, denuncia que si no se completa la obra, la empresa igualmente deberá enfrentar deudas que tomó para su construcción y que se podrían pagar si se pone en marcha.