Según la Fundación ProTejer hay despidos, suspensiones y cierres de empresas. La inversión se desplomó y se corta la cadena de pagos. Sindicatos presionan por paritarias, pero no tienen respuesta.
Es una de las industrias que más empleo aporta, pero también es una de las más sensibles a los cambios en las políticas económicas. Y por ello, en esta coyuntura de crisis generalizada, la industria textil es de las que más sufre.
En los últimos días se sucedieron anuncios de cierres de empresas o suspensiones de empleados en algunas fábricas del noroeste argentino y una crisis con el sindicato para el que no hay respuestas en su demanda de aumentos salariales, con amenazas de medidas de fuerza.
La Fundación Pro Tejer realizó la segunda encuesta de desempeño –correspondiente al segundo bimestre de 2024– donde relevó la dinámica de las empresas de la cadena textil e indumentaria.
Los resultados indican que se profundizó la contracción de la actividad económica del sector respecto al bimestre anterior, con signos de alerta en el empleo y posible cierre de establecimientos productivos en caso de mantenerse los altos niveles de capacidad ociosa.
"Esta crisis está impactando de forma generalizada en todos los rubros de la cadena de valor: desde la fabricación de hilados, telas, indumentaria y la comercialización de máquinas, insumos y bienes finales", sostienen.
Destacan que el 88% de las empresas redujeron sus ventas al mercado interno en el bimestre marzo - abril de 2024, con una caída promedio del orden del -36% interanual. Como consecuencia, alrededor del 80% contrajeron su producción mostrando una caída promedio de 37 puntos porcentuales y una baja en el uso de la capacidad instalada que promedió los 29 puntos porcentuales. De esta forma, la merma de la actividad textil e indumentaria se acentuó respecto al primer bimestre del año (cuando el 70% de las empresas había contraído su actividad).
Las empresas plantean que la causa es la pérdida del poder adquisitivo de la población y en menor medida las malas expectativas macroeconómicas y cambio del clima de negocios respecto al futuro. Otras razones identificadas como relevantes son: la variación de costos de materias primas e insumos, la mayor participación de bienes importados en el consumo, la apreciación cambiaria y el cambio de políticas sectoriales para la industria.
El 64% de las empresas encuestadas tomaron medidas que afectaron negativamente al empleo: cancelación de horas extras, despidos, suspensiones, adelanto de vacaciones y no-renovación de contratos, entre otros. El 42% de las empresas indica que cayó el empleo al comparar abril 2024 con diciembre 2024.
Un ejemplo es el despido de más de 260 empleados textiles en La Rioja y Catamarca en la empresa Textilcom.
Además, en contraste con el récord de inversión en años anteriores, para 2024 el 87% de las empresas encuestadas no realizará inversiones, algunas de ellas incluso cancelaron inversiones planificadas.
En cuanto las exportaciones, si bien el 28% de las encuestadas ha exportado en los últimos 5 años, el 35% de las empresas planifica exportar en el 2024. Sin embargo, el 72% de ellas considera que existen dificultades para hacerlo. Las principales son: el “tipo de cambio” (68% de las empresas), la “presión tributaria” (58%), las “trabas burocráticas nacionales” (40%) y la volatilidad macroeconómica (29%).
Con respecto a la cadena de pagos, el 35% manifestó ya tener dificultades para afrontar pagos corrientes (impuestos, tarifas, proveedores, salarios). En el plano de la deuda comercial por importaciones, 54% de las empresas con dificultad para afrontar gastos corrientes tiene deuda por importaciones. No obstante, sólo un 11% del total con deuda licitó BOPREAL para cancelarla.
Esta industria manufacturera emplea de forma directa y registrada a más de 1,2 millones de personas (y en forma indirecta a 3 millones de personas más), mientras que los sectores ´elegidos´ alcanzan a 421 mil trabajadores registrados. Sólo la industria textil, indumentaria y calzado supera la totalidad de puestos de trabajo registrados de extracción minera, gas y petróleo (incluyendo su refinación).
El preocupante panorama se completa con el fuerte deterioro salarial que acusa el sector y las fallidas negociaciones paritarias que lleva adelante la Asociación Obrera Textil (AOT) con la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA).
El último acuerdo salarial venció a fines de abril con incrementos en enero y marzo cercanos al 34%, con una inflación acumulada anual del 65%. Al día de la fecha no hay novedades y la representación sindical no sólo calificó la actualidad como "alarmante", sino que anticipó posibles medidas gremiales.