El Gobierno dio un paso en falso y desde Casa Rosada se empiezan a preguntar si la conferencia del viernes pasado no fue un error. La reacción de los bancos.
Los que no entendieron la medida o la comprendieron pero no entendieron la oportunidad; y buscaban en realidad respuestas sobre el cepo, el dólar Blend y el futuro de crawling peg, no quedaron convencidos. Y los que comprendieron la nueva política monetaria pero dudan de su eficacia, tampoco. Pocos quedaron convencidos de nuevo esquema de traslado de deuda en pases remunerados del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al Tesoro; y desde el gobierno comienzan a cuestionarse seriamente el hecho de haber organizado la conferencia de prensa del viernes pasado por la tarde, en la que se anunció esta segunda etapa de búsqueda de la no emisión de pesos.
Dentro de la Casa Rosada hay preguntas sobre si no hubiera sido mejor que el viernes no se hubiera ejecutado la decisión de traslado de lo pases luego de haberse decidido y negociado un acuerdo con los acreedores de esos instrumentos en poder de los bancos que operan en el país, mas teniendo en cuenta que casi el 35% de esos pasivos están en poder de entidades privadas de primer y segundo piso; y que el resto están bajo poder de la banca pública en todas sus dimensiones.
Se cree, ahora, que lo que más hubiera convenido era haber cerrado un acuerdo voluntario con el sistema financiero, para el traspaso del BCRA al Tesoro de los pases mensurados en unos 17.000 billones de pesos; para luego anunciar el acuerdo, una vez que toda la operación esté cerrada y que inmediatamente después de su anuncio comiencen a llover las confirmaciones y felicitaciones de los bancos. Por el contrario, los bancos no dieron grandes muestras de satisfacción, y en comunicados conjuntos publicados ayer por la tarde, luego de la lluvia acida caída sobre el mercado cambiario y de capitales, sólo manifestaron apoyos diplomáticos y voluntad de llegar a acuerdos. Así las cosas, y ante la pésima performance que el anuncio produjo en el dólar, los bonos, las acciones de aquí y de Wall Street y el riesgo país; todo era ayer malhumor en la Casa Rosada.
Desde enfrente, en el Palacio de Hacienda, las explicaciones eran otras. Se confía en que la medida producirá los efectos deseados cuando se pueda persuadir a los bancos que el instrumento creado para la ocasión, la Letra de Regulación Financiera (LeRef), será un instrumento sólido que no provocará perdidas de valor sino de confianza en el sistema financiero; algo en que ayer, quedó en claro, los banqueros desconfían.
Los referentes de las entidades financieras que ayer estuvieron presentes en la primera reunión para negociar la operatoria organizada por el Palacio de Hacienda en el quinto piso del ministerio, dejaron en claro que los números no cierran. Al menos según sus cálculos. Hablan de un total de pases remunerados hoy en el BCRA por unos 17.000 billones de pesos; los que se transformarían en una deuda de no menos de 16.000 millones de dólares. Y que actualmente generan, a partir de la tasa de 4,5% que garantiza el BCRA, unos 700.000 millones en intereses mensuales. Según el número que manejan los bancos, si ese dinero debiera ser liquidado por el Tesoro (esto es, la propia administración pública nacional) se terminaría con el superávit financiero; lo que en consecuencia debilitaría la posición del Ejecutivo en cuento al objetivo de preservar el gran logro del Gobierno de Javier Milei, la eliminación del déficit tanto primario como financiero. Y si esto ocurre, el Gobierno comenzará a mostrar una situación fiscal compleja e insostenible en el tiempo; lo que provocaría un debilitamiento en las cuentas públicas, que luego derivarían en problema de pago del LeReF.
Los bancos plantean otro problema extra. Consideran que llenas sus balances financieros y su exposición de pasivos con papeles del Tesoro en una cantidad tan grande, podrían provocar un problema de falta de solidez en los balances; lo que, luego, derivaría en cuestionamiento directos de los accionistas de las entidades.
Este es el panorama general con el que Caputo se enfrentó ayer en el encuentro con los principales referentes del sistema financiero argentino; y sobre el que deberá trabajar si quiere avanzar en la megaoperación de cambio de calidad de deuda. Tal como adelantó este medio ayer, las entidades acreedores descreen que sea una buena idea. Y piden más información (hoy, aparentemente, no disponible), de parte de Caputo y el titular del BCRA Santiago Bausilli.
Ambos habían presentaron “la segunda etapa” del plan económico del Gobierno, basada en el proceso de traslado de esta la deuda del Central hacia el ministerio de Economía; a través de la finalización de los pases, unos instrumentos financieros que comenzaron a lanzarse desde fines del 2023 y que cobran relevancia desde el primer semestre de este año al profundizar la entidad que maneja Bausilli a estos instrumentos de emisión de pesos como herramienta de absorción de moneda líquida para retirar dinero en poder del público y colocarla a plazos.
Hasta hoy, el BCRA paga una tasa de interés de aproximadamente 4,5% por esta operación, que se liquida en pesos a través de emisión monetaria que coloca en el mercado. Luego vuelve a tomar este dinero en nuevos pases, por los que paga un interés que va acrecentando la emisión. Lo que busca el BCRA con este movimiento, es liberarse de esta obligación y eliminar el proceso de emisión monetaria. Según la explicación del viernes pasado de Caputo,
“Tenemos tres canillas. Una es el déficit fiscal. La segunda son los intereses que el Banco Central paga por pasivos remunerados. Y la tercera es la compra de dólares del Central, la única emisión que no es dañina”. Según este razonamiento, ya consolidado el superávit fiscal en el primer semestre del año (habría superado el 1% del PBI), se necesita terminar con el segundo foco de emisión, a través del fin de los pasivos no remunerados. A partir de julio, cerrada la emisión del BCRA, los pases pasarán a formar parte de las nuevas ReDeF, con plazos mayores (aunque menos de un año al ser letras), las que serán liquidadas no ya con emisión, sino con los pesos generados con el superávit del Tesoro. Los bancos recibirían como acreedores el pago desde Economía, y ya no a través del mecanismos de pases desde el BCRA.
Como esta operación de mutación de emisor de la deuda y aceptación del acreedor debe ser voluntaria, y como el sector público argentino tiene una pésima imagen como pagador más allá de lo que sucedió en el primer semestre del año con el superávit fiscal; la única manera en que estas ReDeF sean aceptadas por los bancos y demandadas por el BCRA, es que la tasa de interés real sea lo suficientemente atractiva para que los balances de las entidades financieras no se dañen. Y para que las acciones de los bancos que cotizan tanto en la bolsa porteña como en Nueva York soporten el shock. Algo que ayer generó muchas dudas en los inversores, que directamente rechazaban tanto en la bolsa de comercio de Buenos Aires como en Wall Street, la tenencia de las acciones de las entidades financieras; con lo que se profundizó el proceso de dolarización de carteras que se venía sosteniendo en las últimas tres semanas de operatoria local.
Mientras tanto, las negociaciones continúan entre el trader oficial (Caputo) y traders de todos los bancos. Personas que se conocen a la perfección, ya que, en definitiva, el ahora ministro de Economía era uno como ellos. Salvo que hasta diciembre del año pasado, como asesor financiero de primer nivel en bonos y letras locales, era crítico con respecto a la toma de deuda argentina. Proceso que calificó varias veces desde su rol de analista privado como una “contaminación de deuda”; pero que ahora deberá convencer a sus ex pares que se trata de un buen negocio. En definitiva, sabe como convencer a sus ex colegas. Para empezar, con una tasa de razonable para arriba. Deberá ser rápido en la oferta. Los mercados estarán analizando detenidamente la marcha de las negociaciones, comprando o venciendo acciones de entidades financieras al ritmo de las novedades.
Cree Economía que en principio los bancos podrán ser convencidos de las bondades de la LeReF, y que apoyarán el proceso de cambio de deuda. Sin embargo, banqueros al fin, no están para perder dinero; sino, en todo caso, para negociar una ganancia moderada en el tiempo. Los ceos financieros de los bancos recibirán así con simpatía y prudencia a la nueva estrella del mercado de capitales local: La LeReF. Como se trata de un documento del Tesoro, será ahora responsabilidad de Luis “Toto”; con lo que el ministro volverá a sacar chapa de trader máximo del país. Un rol que nunca dejó, pero que las tareas de ser ministro de Economía plenipotenciario le impedían llevar adelante con la dedicación del caso.