Javier Milei tiene en carpeta el proyecto de Guillermo Tofoni para impulsar sociedades privadas y potenciar clubes del interior. El factor AFA y los rumores de crisis de Chiqui Tapia enfrentado.
Javier Milei y su equipo de trabajo empiezan a despejar el panorama, las nubes de supuesta corrupción y los contratos del ministerio de Capital Humano de a poco quedan atrás, y se bosquejan distintas ideas para volver a marcar una agenda positiva que deje en el olvido el trago amargo que generó la salida de Pablo De la Torre de la Secretaría de Niñez para evitar daños colaterales a pesar de que saben puertas adentro que no hubo desvío de fondos ni conductas raras en el ahora exfuncionario. El Gobierno prepara su retorno, y será con argumentos discursivos y legales. Ahora la agenda oficial será optimista y variopinta, y una arista dependerá del fútbol y la AFA.
La privatización del fútbol con el desembarco de un cambio de figura legal para incentivar la inversión privada y aportar transparencia y mejorar la liga interna está en marcha. Un empresario del Gobierno está en la mira como posible líder de una movida que viene siendo exitosa en el mundo y que aplican siete de los ocho campeones del mundo que tiene el deporte. Las ligas privatizadas que supieron comercializar la transmisión y generar un cambio cualitativo en los partidos generan miles de millones de dólares que hoy están encerrados en la lógica de la AFA de Chiqui Tapia.
Algunos casos que explican el proyecto que bosqueja el Gobierno: el PSG francés donde Lionel Messi tuvo un efímero paso es de un grupo de Qatar, mientras que el Manchester City es administrado por una familia real de los Emiratos Árabes y el Atlético Madrid es del gigante chino Wanda junto a un grupo de familias pesadas de España. Los resultados están a la vista: la liga británica deja 10.000 millones de euros con un nivel muy inferior a la Belle Epoque argentina, que hoy es deficitaria, con un grado de opacidad evidente en sus manejos y nulo desarrollo de los clubes del interior. En España, el éxito de Javier Tebas hizo que se generen por la transmisión apenas unos 2.000 millones de dólares en diez meses, algo que hoy el fútbol argentino no puede ni soñar con este sistema antiguo.
Guillermo Tofoni escribió distintos proyectos para revitalizar el fútbol, desde los noventa de Carlos Menem con su intento fallido de privatización, a la época oscura de Julio Grondona y la lenta desintegración de los clubes del interior que hoy no tienen forma de generar talentos si no es por el sector privado. Tofoni organizó apenas 600 partidos con figuras internacionales y es parte de los pocos argentinos que tiene línea directa con los topes globales de la industria futbolera. Los vecinos Uruguay, Chile y Brasil ya tienen aporte privado para impulsar las ligas, que vieron mejorar sus ingresos en dólares apenas instalado el sistema.
Tofoni tiene el visto bueno de Javier Milei, quien se interesó en su plan y lo estudió con el propio jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La idea es convocar a capitales extranjeros que ya tuvieron conversaciones con Tofoni y que manejan las ligas más caras del mundo y que buscan instalarse en Argentina si este paradigma prospera. La llegada de ese modelo de fútbol es el primer paso para la llegada de empresas de distintos sectores productivos, energéticos y de alimentos que tienen capital diversificado y buscan llegar a la Argentina tras el triunfo del liberal.