El cometa 3I/ATLAS motivó a científicos a evaluar una misión improvisada con dos naves espaciales para estudiar su misteriosa cola.

El cometa 3I/ATLAS despierta gran interés entre científicos y aficionados, ya que es el tercer objeto interestelar identificado hasta ahora, es decir, proveniente de otro sistema estelar. Su comportamiento inusual genera curiosidad tanto en la comunidad astronómica como entre quienes especulan con teorías sobre vida extraterrestre.
Mientras surgen conjeturas sobre su naturaleza, la ciencia aprovecha su paso para estudiar su origen y composición.
Un artículo reciente publicado en arXiv —aceptado para su edición en Research Notes of the American Astronomical Society— propuso una misión. Que dos naves espaciales en camino hacia otros destinos podrían estudiar al cometa 3I/ATLAS. Se trata de Hera, que se dirige al asteroide binario Didymos-Dimorphos, y de Europa Clipper, que viajará a la luna Europa de Júpiter para analizar su superficie helada.
Por coincidencia orbital, ambas naves pasarán cerca de la trayectoria del cometa en las próximas semanas. Hera tendrá una ventana de observación entre el 25 de octubre y el 1 de noviembre, mientras que Europa Clipper la tendrá entre el 30 de octubre y el 6 de noviembre. Aunque ninguna fue diseñada para este fin, los científicos creen que esta coincidencia representa una oportunidad única para recopilar datos sobre la cola de un cometa interestelar.
La oportunidad de la misión
Desde su descubrimiento en junio, el cometa 3I/ATLAS ha mostrado una actividad creciente. Su cola, formada por partículas de agua e iones, ha aumentado de tamaño mientras se acerca a su perihelio, previsto para el 29 de octubre. Sin embargo, interceptar esa cola no es tan sencillo como atravesarla directamente: el viento solar empuja las partículas y las desvía, creando una trayectoria curva que complica las mediciones.
Para determinar las zonas adecuadas de observación, los investigadores utilizaron un modelo llamado Tailcatcher, que calcula la trayectoria de los iones según diferentes velocidades del viento solar. Con esos datos, estimaron la “distancia mínima de falla” para cada nave respecto al eje central de la cola. Los resultados indicaron que Hera se acercaría a unos 8,2 millones de kilómetros del eje, y Europa Clipper a unos 8 millones. Aun así, esas distancias podrían ser suficientes para registrar señales de los iones, ya que la cola de cometas tan activos puede extenderse millones de kilómetros.
Una limitación importante es que Hera no cuenta con instrumentos adecuados para detectar iones ni campos magnéticos, mientras que Europa Clipper sí dispone de un magnetómetro y un analizador de plasma, herramientas capaces de identificar esas partículas.
Desafíos y valor científico
El plan de aprovechar naves ya en vuelo muestra cómo la ciencia puede adaptarse ante oportunidades inesperadas. Aunque el margen de acción es estrecho y la coordinación entre equipos debe ser rápida, los investigadores esperan que ambas misiones consideren el intento de observación.
Si los equipos logran ajustarlo a tiempo, podrían conseguir la primera medición directa de la cola de un cometa interestelar en la historia. Este tipo de análisis permitiría comparar la composición del cometa 3I/ATLAS con la de otros cuerpos del sistema solar y obtener pistas sobre cómo se forman los objetos más allá de nuestro entorno.
El interés científico radica en que estos fragmentos cósmicos transportan información sobre la materia de la que se originaron. Estudiarlos no solo amplía el conocimiento de la astronomía y la astrofísica, sino que también refuerza la importancia de actuar con rapidez cuando el espacio ofrece oportunidades únicas.
Qué dice la NASA sobre el cometa ATLAS
En el sitio web de la NASA se ha explicado que el cometa no representa un peligro para la Tierra: "
El cometa 3I/ATLAS no representa una amenaza para la Tierra y se mantendrá alejado de nuestro planeta. Lo más cerca que se aproximará es alrededor de 1,8 unidades astronómicas (unos 270 millones de kilómetros, o 170 millones de millas). 3I/ATLAS alcanzará su punto más cercano al Sol alrededor del 30 de octubre de 2025, a una distancia de alrededor de 1,4 au (210 millones de kilómetros, o 130 millones de millas), justo dentro de la órbita de Marte".

 
            










