El 24 de junio de 1947 un piloto en vuelo en Estados Unidos avistó nueve objetos inusuales desplazándose de manera errática, lo comunicó públicamente y el fenómeno OVNI quedó instalado en el mundo.
Este lunes 24 de junio se cumple un nuevo aniversario de cuando, en 1947, un aviador civil afirmó –por primera vez– haber visto surcando los cielos estadounidenses un conjunto de objetos desconocidos a los que describió como “flying saucers” lo que fue traducido al castellano con la denominación de “platos voladores.”
A partir de allí la expresión se hará tan popular que recorrerá los periódicos, radios, televisión, teatro y cine. La razón de este auge estuvo motivada en que, para el imaginario popular, estos platos voladores no podían ser otra cosa que vehículos enviados por entidades inteligentes nacidas en otros mundos.
Quien hizo aquel anuncio sorprendente que, de inmediato, fue difundido por Associated Press –por entonces una de las más prestigiosas agencias periodísticas a nivel mundial– resultó ser Kenneth Arnold, piloto civil afirmó que, durante ese 24 de junio de 1947, en pleno día, –encontrándose en vuelo cerca del monte Rainier (Washington) a bordo de un Call Air A 2– avistó nueve objetos inusuales desplazándose de manera errática. Los describió “como la cola de una cometa china; sumamente brillantes por el reflejo de la luz solar”.
"Incidente Roswell"
Es, como mínimo, curioso que sólo unos días después –más precisamente el 2 de julio– haya ocurrido otro suceso –vinculado a supuestas presencias extrahumanas– también en los E.E. U.U.; el cual tomó estado público de inmediato cuando los diarios lo publicaron en primera página. Nos referimos a lo que ya se conoce de manera popular en todo Occidente como “Incidente Roswell.”
Aquí ya no se trata de un avistaje sino que un vehículo tripulado y construido en algún otro lugar del Universo se había estrellado en un rancho cerca de la localidad de Roswell, estado de Nuevo México. Hasta se llegó a afirmar que la fuerza aérea norteamericana había extraído de entre los restos del siniestro el cadáver de un alienígena.
Tanta ha sido la difusión que, a nivel mundial aún hoy sigue teniendo el caso, que el principal ingreso de los habitantes de Roswell es el turismo ocasionado por el permanente flujo de visitantes interesados en descubrir algo nuevo –y también concreto– sobre el controvertido tema.
En una conversación personal que tuve con el astronauta Edgar Mitchell (sexto hombre en pisar la Luna, miembro de la Apolo XIV) me comentó que él había nacido y pasado años de su vida en Roswell y que le constaba que lo ocurrido aquel 2 de julio de 1947 era real y que lo que se había estrellado era un artefacto no construido por humanos.
No se puede dudar que fueron estos dos hechos los que dieron nacimiento a la llamada investigación ovni (OVNI es la abreviatura de objeto volador no identificado, surgido del inglés UFO unidentified flying object, expresión que comenzó a ser familiar hacia la década del setenta) asunto que aún continúa llamando la atención de multitudes.
“El arquetipo de la llegada del salvador”
El sabio suizo Carl Gustav Jung ya hubo señalado, a fines de los cincuenta, que un asunto tan difundido no puede considerarse algo insignificante y gratuito. Por ello indicó que había que analizarlo desde la moderna Psicología de lo Inconsciente y –más todavía– desde su creación: la Psicología de los Arquetipos.
Nosotros, hoy, pensamos que no estaba equivocado. Y que el tema tiene para ser investigado desde una perspectiva psicosocial. Al respecto, Jung escribió (1959) el libro “Sobre las cosas que se ven en el cielo” donde, entre otros conceptos, afirma “un asunto tan difundido, o puede ser considerado algo insignificante…”
Alcanza con comenzar señalando que estos dos hechos –de naturaleza extraordinaria– ocurren a poco menos de dos años de concluida la Segunda Guerra Mundial y se dan en territorio de una de las potencias triunfantes. En plena Guerra Fría. Tiempo en que las tensiones sociocivilizatorias alcanzaban inusitada intensidad por el peligro, por entonces muy justificado, a que se desatara una contienda con uso de armas atómicas que, de acontecer, llevarían a una rápida extinción de la Humanidad… y, probablemente, de toda forma de vida en la Tierra.
Semejante tensión consciente e inconsciente personal y social cotidiana requería –en busca de algún mínimo alivio– algunas vías de escape. Las religiones tradicionales ya no parecían servir para eso. El vuelco al orientalismo tanto como lo que generó el movimiento hippie, el amor libre, el hiperdesarrollo del rock and roll son algunas de esas manifestaciones. Pero más tardías. La primera que encontramos es la de los visitantes extraterrestres. Y el convencimiento –en muchos, aún hoy– que se trata de alienígenas que llegan a la Tierra para asegurar el bienestar entre los humanos. Lo que Jung habría llamado “el arquetipo de la llegada del salvador.”
Tanto fue piedra angular lo informado por Kenneth Arnold que, desde hace décadas, los investigadores han designado al 24 de junio “Día Mundial de los Platos Voladores” ó “Día Mundial del Fenómeno OVNI.”
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y magíster en Psicoanálisis; parapsicólogo, filósofo e historiador. Su más reciente libro es “Qué hay detrás de los OVNIS?”
Fuente:www.antoniolasheras.com