En el país de la energía, puede haber apagones por falta de generación y problemas en el transporte. Qué puede pasar con las represas de la Patagonia, que volverán a ser concesionadas.
El presidente Javier Milei tiene una crisis latente y un temor. El problema está en la generación y transporte de energía y el miedo es a que haya un “apagón” durante el verano, que la falta de generación y los problemas de transporte generen cortes masivos durante los picos de demanda; una señal de deterioro que el Gobierno quiere evitar particularmente en las zonas urbanas de mayor densidad poblacional, como el AMBA.
La paradoja está servida: Argentina es un país que tiene un potencial energético enorme, pero sufre las carencias de no haber planificado, invertido y ponderado a un sector que tiene valor estratégico. De hecho, para el país la energía no es un insumo, es un recurso que puede generar valor, riqueza y desarrollo. Pero en la temporada 2024 - 2025 podría volver a sufrir problemas graves y depender de maniobras de emergencia y de la importación, como ocurrió con el gas en invierno.
Aunque gran parte del descalabro es heredado, la gestión de Milei transita algunos de los mismos caminos que generan incertidumbre. Lo ocurrido con las represas de la Patagonia puede servir de ejemplo. Esas concesiones cumplieron los 30 años previstos en el contrato original. En esas tres décadas pasó de todo, incluyendo cambios en las reglas de juego, abandono y un camino que las empresas concesionarias veían cuesta abajo. Esa región es el corazón energético de Argentina. El petróleo y sobre todo gas son los insumos principales de la matriz energética del país. Y sus hidroeléctricas también. En la cuenca del Río Limay y del Neuquén se genera el 15% de la energía. El gobierno anterior dejó extinguir las concesiones sin nuevas licitaciones y se generó un marco de incertidumbre enorme. Renovaciones de corto plazo que impiden prever tareas de mantenimiento e inversión y la posibilidad latente de que se vuelvan a estatizar. Se sumó la disputa entre la Nación y las provincias para tener el control.
Milei no había cambiado mucho el escenario, hasta que prorrogó las concesiones por un año. Desactivó cualquier idea de gestión estatal y, en cambio, anunció un proceso para concesionarlas. Es decir su idea es mantener la gestión privada de las represas.
Las represas del Comahue son Alicurá, Piedra del Águila, Pichi Picún Leufú, Chocón y Arroyito en la cuenca del río Limay y Cerros Colorados-Planicie Banderita sobre el río Neuquén. Todas están concesionadas y tienen contratos vencidos y prorrogados. La norteamericana AES tiene la concesión de Alicurá; Central Puerto controla Piedra del Águila, la italiana Enel controla el gigante El Chocón y la empresa de origen mendocino es propietaria de Orazul Energy, firma que tiene la concesión de la represa Cerros Colorados-Planice Banderita.
Desde ese sector afirmaron a MDZ que la extensión de la concesión por un año era una noticia esperada, en medio de la incertidumbre que reina en el negocio energético. Las empresas concesionarias esperaban un esclarecimiento del camino a futuro. El secretario de energía Eduardo Rodríguez Chirillo se los había anunciado antes. Puertas afuera la decisión fue exageradas, pues hasta se interpretó como “la primera privatización”, cuando en realidad la idea es mantener el estatus actual, pero con reglas nuevas. El principal problema está no en la intención, sino en la gestión.
En el sector cuestionan el ritmo de los cambios anunciados. A pesar del anuncio, la incertidumbre se mantiene. Primero, porque a pesar de la impronta "libera“ de Milei, el precio y el mercado de la energía sigue regulado e intermediado por el estado. Por los valores en los que se negocia entre los generadores y los consumidores de toda la cadena y por quien cobra y paga: la empresa estatal CAMMESA es el jugador clave del sistema. Además, el nuevo Gobierno nacional es mal pagador. A la deuda que acumuló durante los primeros meses de gestión y que le sirvió a la Nación para llegar a un superávit fiscal ficticio, le siguieron atrasos.