De a poco, el mercado aerocomercial comienza a responder a la política de cielos abiertos, pero lo que expone la guerra de tarifas es la alta carga impositiva que tienen los pasajes

Desde la asunción de Javier Milei el mercado aerocomercial está atravesando por una etapa de profundos cambios al ritmo de la desregulación que lleva adelante el ministro Federico Sturzenegger. La política de "cielos abiertos" es uno ejes fuertes del Gobierno nacional con el propósito de estimular la competencia y la llegada de nuevas compañías. Las primeras señales se están vislumbrando con el anuncio de empresas aéreas que quieren operar en el país y la apertura de nuevas rutas.

En los últimos días, se anunciaron medidas que van en ese sentido con la eliminación de restricciones que estaban vigentes para operar. Por ejemplo, se concretó la ampliación de operaciones en el Aeroparque Jorge Newbery y se eliminó la limitación en la cantidad de asientos de las aeronaves para los vuelos que operan en la estación aérea metropolitana, que hasta ahora se encontraba restringida a 200 asientos

Esta medida se oficializó a través del Boletín Oficial y permite que, conforme a estrictos criterios de capacidad técnica aeroportuaria, se puedan incrementar los vuelos de cabotaje y regionales en Aeroparque. En este sentido, durante los últimos meses el Gobierno nacional firmó acuerdos en materia de apertura de vuelos con Paraguay, Brasil, Chile, Perú, Ecuador y Uruguay, además de Panamá, entre otros.

La Secretaría de Transporte de la Nación, a través de la resolución de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) permite ahora la operación en Aeroparque de vuelos internacionales (de carácter regional) que efectúen escalas comerciales previas, intermedias y posteriores en países que no sean los del origen de la línea área que las realiza.

En otro orden, las aerolíneas también podrán comenzar a operar vuelos en franjas horarias nocturnas, por ejemplo de madrugada, optimizando el uso de la capacidad aeroportuaria, conforme a rigurosos estándares técnicos internacionales.

Si bien estas son medidas técnicas que beneficia a los pasajeros de forma indirecta, comienza a verse una mayor competencia entre las líneas aéreas con mejores ofertas de vuelos y de precios.

Por ejemplo, Aerolíneas Argentinas comenzará a operar desde octubre vuelos entre Santiago de Chile y las ciudades de Río de Janeiro y San Pablo, ambos con escala en Aeroparque, luego que la Resolución 240/2024 de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), ampliara las operaciones desde y hacia la estación aérea metropolitana, informaron fuentes de la compañía.

Para la próxima temporada de verano, la empresa evalúa ofrecer vuelos entre la capital chilena y Florianópolis, también con escala en Aeroparque u otras combinaciones habilitadas por esta nueva norma. La línea de bandera está buscando adaptarse a las nuevas reglas de juego y a enfrentar la competencia que están generando las low cost.

En este contexto, un anuncio que causó impacto es el realizado hoy por JetSmart de ofrecer pasajes a Montevideo por sólo $1.000 por tramo. Sin duda se trata de una medida promocional, pero que se enmarca en la “guerra” de tarifas que genera la nueva política aerocomercial. La vigencia de esta oferta es para comprar pasajes hasta el próximo 16 de agosto ir y volver entre Buenos Aires y Montevideo hasta el 30 de septiembre.

En las últimas semanas se vieron otras promociones agresivas de la otra jugadora fuerte del mercado como es Flybondi. Pero el dato interesante que surge de la promoción de los vuelos a la capital uruguaya –ruta que esta empresa empezó a operar en mayo – tiene que ver con los impuestos que se pagan en un pasaje.

En la comunicación de la promoción, JetSmart aclara que a la tarifa de $1.000 hay que sumarle impuestos y tasas. En este caso, el precio final es de $37.000 por tramo. Es decir, la empresa cobra $1.000 el pasaje y los $36.000 restante se los queda el Estado.

Está claro que la oferta es limitada y funciona como una forma de llamar la atención en un mercado que se abre a la competencia. No es sostenible vender pasajes a ese precio. Pero también muestra lo elevada de la presión fiscal, ya que en un vuelo a Montevideo, el piso tributario parte desde ese valor. Algunas tasas son fijas, pero otros impuestos son un porcentaje del valor de ticket aéreo.

El costo final se compone de la siguiente manera: Tarifa Aérea ($988), Impuesto Dirección Nacional de Turismo ($ 69,16), Tasa de Inmigración ($ 5.926), Tasa de Seguridad ($ 4.365), Tasa Aeroportuaria ($ 24.849), Impuesto PAÍS ($ 296,40), RG 4815 ($ 296,40), Tasa de Seguridad de Aviación (PSA) ($ 1.383,00). Total: $38.172,96. Con ese piso impositivo, la posibilidad de beneficiar al consumidor mediante la competencia de precios es limitada para las empresas.